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Nota publicada el 04 / 08 / 2022

Julieta Laso: “Hay que salir mucho al frente, animarse, exponerse”

Por Rubén Fernández Lisso

Cabeza Negra es el nombre que Julieta eligió para su último trabajo: “Yo de chica me frotaba la piel, porque pensaba que estaba manchada. Me peleaba con lo crespo de mi melena mestiza. Pero cuando canto voy derecho para ese lado. Canto a esas manchas que por suerte no se borran“, confesó en una entrevista a Infonews por el lanzamiento. Desde Malas Palabras la llamamos con intriga sobre ese título, su búsqueda artística, su mudanza a Salta. De vuelta en Buenos Aires para promocionar su material, Julieta atiende el teléfono: 

Da la sensación de que las grandes urbes son lugares cada vez más abrumadores. 

Sí, por eso me fui.

¿Nos querés contar un poco sobre este tema?

Bueno, un poco la cuestión de enamorarme de una persona que es de Salta y que quiero regresar. Y otro poco, una necesidad de salir. Uno sabe que vive en una especie de burbuja en esta ciudad, pero cuando te vas un poco y lo vivís en la práctica, es muy fuerte. Te hace entender que vivimos en un país enorme, aunque cuando prendés el televisor las noticias solo acaparan una región muy pequeña, o le dan muchísimo más protagonismo. Y así con todo. 

Entonces, tengo ganas de correrme de Buenos Aires y obviamente la pandemia incrementó esas ganas de renovarme, de deseo de no estar en donde estoy, que estemos todos pegados, todos juntos en un lugar y que parece que todo pasa en un lugar. Entonces estoy queriendo correrme de Buenos Aires. Estoy contenta de haberme ido, la verdad, fue una gran decisión. Regreso muchísimo a trabajar, pero vivo allá.

¿Qué encontraste saliendo de la ciudad? ¿Vivís en el campo allá?

Sí, vivo a unos doce kilómetros de la ciudad de Salta, en un campo, frente al cerro. Tengo allá muchas amigas, porque voy hace muchos años ya. Hacemos tertulias, nos encontramos. Es un lugar donde hay mucha diversidad cultural, mucha más que acá. Eso me llama mucho, me captura mucho.

Desde muy chica yo tengo un enganche con el Norte, con el carnaval, con los encuentros copleros y todas esas cosas. Siempre fui mucho al norte, inclusive antes de enamorarme. 

Es un momento bastante importante el haberte enamorado de Lucrecia Martel, ¿no?

Sin dudas, claro. Sí, sí. 

Junto a Lucrecia hicieron el documental Terminal Norte en el que muestran estas tertulias y también la diversidad cultural que nombrabas…

Sí, más que un documental, que es un nombre un poco grande, es un episodio musical en Salta y está hecho durante la pandemia, ya al final, con un equipo muy chico. Lo grabamos en cuatro días y participan un montón de artistas salteños y algunos de Buenos Aires. Es como una tertulia filmada con los ojos de Lucrecia. En el momento que se hizo fue muy emocionante, porque hacía tiempo que no vivíamos una tertulia ni un encuentro, ponernos a tocar y cantar. Se puede ver en la plataforma CONTAR de manera gratuita.

Cabeza Negra.

Fue un momento tremendo la pandemia, desde un montón de aspectos, inclusive emocionales, psicológicos; esto de la pérdida del encuentro.

Sí, tremendo. Eso tomó un valor enorme… después encontrarse y compartir una tertulia era como wow. Sin dudas, fue un momento difícil.

Ahora que ya tenés el disco y estás en el camino de mostrarlo ¿Qué representa esta cuestión de salir con tu nombre y tu impronta?

Todo recién empieza. Sacar un show en vivo y empezar a rodarlo es un camino que está buenísimo. Es mucha responsabilidad, soy de ponerme nerviosa y así estoy todavía. Mucha responsabilidad y también mucha alegría de empezar a escucharlo, pero es todo muy nuevo. Todo lo que pasa a partir de ahora es hilar fino y tratar de ir pasándola lo mejor posible, cada vez más tranquila.

¿Te costó llamarte artista a vos misma?

No me gusta mucho llamarme a mí misma artista. No. 

¿Y cómo definís tu hacer?

Yo soy una cantora. Pero no me gustan mucho a mí las definiciones así, menos que uno se defina a sí mismo en esa instancia, es un poco mucho. 

Te veía en el CCK cantando “Ella ya me olvidó“ de Leonardo Favio… una canción hermosa y con una interpretación alucinante. ¿Cómo te convertiste en esta cantante tan poderosa en escena? 

Muchas gracias. Estuvo buena la elección de esa canción. Me quedé muy contenta y la pasé muy bien ese día. Bueno, yo empecé como actriz cuando era chica. Estudié muchos años teatro y empecé a cantar de grande, tipo veintipico. De chica yo me dedicaba a actuar, entonces la actuación es una herramienta que me ayuda y que la uso mucho porque aparte creo en ella. Y después, no sé, a puro animarse. Animarse. 

Cuando tuve que entrar con la Fernández Fierro, imagínate una orquesta, dieciséis personas, con el sonido que tenía, uno no podía achicarse mucho había que salir mucho al frente. Hay que salir al frente. Un poco para hacer toda esta locura que uno hace, hay que salir mucho al frente y bancársela. Y por supuesto que a veces no te la bancás tanto, pero por supuesto que hay que animarse, exponerse, estar listos para que en cualquier momento todo pueda fallar y hay que salir adelante. 

Y en una banda de hombres, diría.

Sí, en ese momento eran todos hombres. Ahora está un poco más…

¿Cómo resultó tu camino de mujer en un ámbito como el tanguero? ¿Nunca tuviste relación con el rock, con otros ritmos?

La Fernández Fierro es una orquesta que nunca tocó en un festival de tango, por ejemplo. Nosotros tocábamos en festivales de rock y muchas veces intercambiamos shows o éramos invitados por Los Espíritus, tocábamos mucho con Pilsen y con Los Viola (Los violadores). Donde íbamos eran festivales de rock, o a lo sumo de WorldMusic, pero no eran lugares de tango. Para mí todos esos años fueron de mucho rock.

Me gusta el rock. No soy la mina que más rock escuchó ni ahí, porque también el folklore, el folklore latinoamericano, el tango, me llaman mucho la atención, pero sí, me gusta mucho el rock. De alguna manera toda mi generación fue atravesada por el rock, así que es inevitable que eso aparezca.

De hecho, en el nuevo disco versionás a Palo Pandolfo.

Claro. La Fernández Fierro hacía muchos temas de Palo. De alguna manera tenía algo muy rockero, las letras. A mí me encanta todo ese mundo, se me ve, lo tengo en la sangre.

¿Qué te hacen sentir las pérdidas que hubo? Encima de la pandemia, haber perdido artistas hermosos y jóvenes. Pienso en Palo. En Gabo Ferro. ¿Qué te representa la muerte?

La muerte no me gusta nada. Para nosotras fue muy dura la muerte de Palo, era muy cercano a la Orquesta. La última vez que había grabado, había grabado con Yuri (Venturín, director de la Orquesta) y con toda la Fernández Fierro para los Premios Gardel. Fue una gran pérdida, una persona valiosísima. Me genera rechazo la muerte. Eso me genera. No me gusta.

Con respecto al mundo que se vive hoy, ¿cómo estás viviendo las situaciones que suceden a nuestro alrededor?

Con tristeza. A veces pierdo bastante la esperanza, la verdad. Veo que está muy complejo el mundo y el país también. Me preocupo y hay días que escucho las noticias y me siento abatida. Ahí es cuando más amor hay que ponerle al trabajo y pensar para qué uno hace las cosas … Pero a veces uno se siente un poco un cínico de seguir andando por ahí, cuando de repente escuchás noticias como las que venimos escuchando: camiones llenos de muertos, gente queriendo escapar, todo lo que pasa con los migrantes. Y la situación social de nuestro país que está muy dura. Me preocupa y estoy atenta.

¿Sos una militante feminista?

No, no, me queda totalmente grande ponerme ese título. Militantes feministas son otras. Hubo muchas militantes feministas que han dejado su vida en eso. Yo ni ahí diría que soy una militante feminista. Me parece muchísimo. Sí soy alguien que piensa en la política y que a la hora de trabajar también piensa en la política, pero no soy una militante feminista.

¿Y qué penás cuando ves una acción tan regresiva como la de Estados Unidos que volvió a prohibir el aborto?

Todo eso genera mucha preocupación. Te das cuenta que siempre, siempre se puede volver para atrás. Y no solo con este tema sino con un montón de cosas: las manifestaciones de ultraderecha en Europa, el tema de los inmigrantes, el racismo. Da miedo. No soy optimista ni tan valiente. A mí me asusta, me da miedo, hay días que me pongo a llorar. Por eso no hago canciones tan alegres.

Por eso hay que cantar y cantar.

Sí, sí.

Tiene una vibración muy especial el canto, porque es como lo invisible sutil. 

La verdad que a mí me ha salvado un poco la existencia el poder cantar. Me hace bien, por eso continúo haciéndolo. 

Recuadro: 

Cabeza Negra: “Un disco audaz, telúrico, trágico”

¿Nos podés contar algo del nuevo disco?

El disco es en principio un disco muy distinto a lo que venía haciendo y de alguna manera es un reencuentro musical con Yuri Venturín, que es el director de la Fernández Fierro, orquesta en la que yo trabajé cuatro años, y ha salido un disco bastante audaz, telúrico, trágico.

Estoy muy orgullosa del resultado, pero entiendo que es un disco trágico. Y con una formación muy atípica que propuso Yuri Venturín, que al principio me dio como miedo pero cuando escuché el primer tema me gustó mucho, me interesó mucho.

Es una formación de cuatro bandoneones y un contrabajo. No suele hacerse. Y después también se suma la caja norteña y el bombo en algunos temas. Las canciones las fuimos eligiendo juntos. Queríamos que hubiera canciones contemporáneas, nuevas, canciones no tan contemporáneas, hay alguna canción de Yuri. Yo me animé a escribir un pregón por primera vez y después están temas de Palo Pandolfo, de Mocchi, Zitarrosa, Violeta Parra, Alejandro Guyot, Alfredo Tape Rubín, Tomi Lebrero, Daniel Toro.

Julieta Laso en escena. Foto: Mariana Leder Kremer.

No te querés olvidar de ninguno de los artistas. Te nutriste de artistas notables pero con versiones muy hermosas de las canciones. Toda tu interpretación, tus modos, me refirieron siempre a la ópera, al cine o a la obra musical.

El disco viste que es muy dramático… es cierto que es audaz y obvio que en un momento me dio miedo lo trágico que se puso, pero bueno, a algunos, como a mí, se ve que nos gusta la tragedia.

No lo sentí únicamente trágico…

Es un disco que va para adelante, porque tiene rabia, ¿no?

Y también pensé que sos una cantante con un componente punk, punk teatral, como un punk cabaret. Parecen todos elogios.

Te agradezco un montón. Tenés que verlo en vivo porque está bueno.

Más allá de mis impresiones personales, se ve también una fuerte impronta citadina en este último disco, o de gran urbe, quizás por la cuestión más tanguera, pero también hay unas percusiones que son casi latidos del corazón.

Sí, yo nací en Buenos Aires. Y siempre hice tango. Después, me enamoré de Lucrecia Martel, una salteña, entonces me fui a vivir a Salta. Hace dos años vivo en el norte argentino, y ese color y ese sonido empiezan a meterse evidentemente, porque en este disco aparece el canto con caja y hay muchos momentos donde se toca la caja y el bombo. Eso es raro. Con los bandoneones no es tan común.

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