Una nueva generación de referentes de la política joven analizan el mundo actual, discuten el avance libertario y apuestan a la generación de nuevos líderes para ampliar las conquistas del campo popular.
Opinan: Joana Gimenez, secretaria de Juventud de la CTA Autónoma; Nicolás Cestorame, representante de la Juventud de la Coordinación Nacional de Trabajadores/as de la Industria (CNTI); Ayelén López, militante de La Cámpora y directora de Juventudes de la provincia de Buenos Aires; Milagros Rezinovsky, referente nacional de juventudes del Movimiento Evita; Juan Pose, dirigente de la Juventud Unidad Popular; Mariela Tejerina, Secretaría de Juventudes de la CTA-A Jujuy.
Por Redacción Malas Palabras
Ilustración Juan Soto
Una década atrás, en 2013, los adolescentes de 16 años pudieron votar por primera vez en Argentina. Fue para las elecciones legislativas de ese año, y después de la sanción de la Ley 26.774 (2012). En pleno apogeo del primer gobierno de Cristina Fernández, el voto joven canalizó la participación política de una generación nacida en las ruinas del menemismo.
A diez años de esa reforma, las nuevas realidades de la juventud suceden en un mundo post pandémico y en una Argentina post macrista, casi al cierre de un gobierno del Frente de Todos (FDT) que no introdujo ninguna reforma sustancial a favor del campo popular. La política en general no ha podido dar respuestas a una generación marcada por la pauperización de los salarios, la consolidación de la precarización como característica del mundo del trabajo, y con enormes dificultades para acceder a alquileres o a una vivienda propia.
LAS NUEVAS REALIDADES
Las juventudes del campo popular históricamente desempeñaron un papel muy importante en la transformación política y social del país. Uno de estos hitos fue la Reforma Universitaria de 1918, liderada por estudiantes que buscaban democratizar la educación, y que fue un paso fundamental para la construcción de una universidad autónoma e inclusiva. En la década del ‘70, la juventud volvió a convertirse en un actor clave en la resistencia contra la dictadura militar y en la posterior consolidación de la democracia. En los últimos años, miles de jóvenes mujeres sumaron fuerzas en la denominada “marea verde”, liderando la lucha por la igualdad de género y los derechos reproductivos en Argentina. Es decir, siempre hubo y aún existe en nuestro país un encuentro entre juventudes y política.
Joana Giménez, de 29 años, es secretaria de Juventud de la CTA Autónoma (CTA-A) y una de las voces representativas de la organización del trabajo. El 18 de marzo último abrió el Encuentro Nacional de Jóvenes donde se debatió construir “poder popular” y una agenda federal que modifique “la deficitaria realidad política”.
“Hay una tendencia desde la profundización de ciertos gobiernos neoliberales a la despolitización, a la desorganización popular y discutir esto nos permite volver a reconsiderar y a repensar espacios de toma de decisión colectiva”, dice. Y en seguida toma postura: “Nuestra posición es en defensa de la clase trabajadora y, por ende, nunca sería en favor de un sector del gobierno. Esa es parte de nuestra esencia”.
A las puertas de una nueva elección nacional, para Joana un futuro programa de gobierno debe incluir políticas de salud, género, educación y trabajo que garanticen que la vida sea posible de manera digna. “Deberíamos estar pensando en la plena estabilidad laboral desde el inicio de las carreras de las juventudes, lo que potenciaría una jubilación digna; deberíamos estar pensando en la posibilidad de acceder a una vivienda propia y en la plena accesibilidad al estudio”.
Nicolás Cestorame, representante de la Juventud de la Coordinación Nacional de Trabajadores/as de la Industria (CNTI) y trabajador del Astillero Río Santiago de Ensenada, coincide: “Es imprescindible una reforma de la Ley de Alquileres, porque es ilógico que hoy un joven esté gastando la mitad de su sueldo en pagar un alquiler. Así no se puede tener una vida digna, es imposible. También es importante avanzar en políticas de género porque si a los hombres se les complica entrar a una empresa, imaginate a las compañeras”.
EL FANTASMA MILEI
Semanas atrás, la consultora Zuban Córdoba realizó una encuesta de intención de voto titulada Juventudes y Elecciones 2023, sobre una población de entre 16 y 35 años. Del sondeo se desprende que el FDT sigue primero entre las percepciones de representación política del segmento, «pero con muchísima menos potencia que hace cuatro años», aunque también reflejó la aparición de nuevas fuerzas políticas y candidatos independientes que están ganando espacio en el escenario electoral.
A poco de volver a votar presidente en Argentina, los nuevos referentes de la derecha continúan alimentando los discursos anti política que despliegan con amplia repercusión mediática.
Uno de ellos es Javier Milei, la figura cuya popularidad más creció en el segmento de los votantes menores de 30 años, quienes ven en su prédica incendiaria del antiestatismo y violencia simbólica una especie de respuesta contestaría a un sistema que hace años fracasa en sus intentos por incluirlos.
Con el crecimiento de Milei, todo el movimiento libertario en pleno sigue creciendo en las encuestas, agitando posturas extremas con una retórica agresiva. La pregunta es ¿se consagrarán electoralmente convirtiéndose en el próximo gran fenómeno político desplazando con sus votos a la izquierda y al peronismo?
Ayelén López, 27 años, militante de La Cámpora y directora de Juventudes de la provincia de Buenos Aires, toma distancia de la idea de que los jóvenes estén corriendo en masa hacia esos discursos. “Es cierto que algunos mensajes así penetran, pero empujados por medios masivos de comunicación y de redes sociales. Hay que ponerle atención a muchos otros jóvenes, de sectores populares, que están organizados y que no tienen ese discurso. Que le exigen al Estado políticas de acompañamiento, que no quieren vivir en un país endeudado cien años”, asegura.
Y ensaya una explicación que apunta a dos fenómenos clave para llegar a este momento: el gobierno neoliberal y la pandemia. “Los pibes y las pibas que van a votar este año por primera vez están atravesados por tres años de pandemia y cuatro de un gobierno neoliberal. Desde nuestro proyecto político tenemos que volver a enamorar, a interpretar a las juventudes. Hace diez años, Cristina nos convocaba con ideas como “la patria es el otro”, “patria o buitres”. Eran consignas que nos decían claramente qué le planteamos a los jóvenes para que se sumen. Hoy tenemos que volver a plantearlo”.
Desde la CTA-A, Joana Giménez se suma. “A nosotros, que estamos dentro del esquema popular y la clase trabajadora, Milei no nos representa. Tampoco creo que haya una tendencia en los jóvenes a votarlo, sí es verdad que ha captado votos como otros tantos referentes del neoliberalismo y que tiene que ver en realidad con el intento de perpetuar modelos de mercado y modelos de gobierno dentro del esquema nacional e internacional”, sostiene y asegura que la discusión es más amplia y gira entorno a la falta de políticas públicas que garanticen derechos para el sector.
“Donde nosotros militamos, en las fábricas y en los barrios, Milei no entra”, dice Cestorame, de Astilleros. “El voto que puede llegar a captar es de aquellos jóvenes que carecen de formación política y sindical, por eso, nuestro principal objetivo es formar a los chicos y las chicas, contarles qué es un sindicato, para qué sirve y que conozcan sus derechos”.
Desde el Movimiento Evita, la referente nacional de juventudes del espacio, Milagros Rezinovsky, hace un diagnóstico similar y propone algunas ideas para contrarrestar esos discursos. “Estos fenómenos tienen que ver con que la política no está dando respuestas concretas a los problemas de las juventudes, que no son otros que los de nuestro pueblo: trabajo, educación, posibilidad de futuro… poder planificar nuestra vida de acá a veinte, treinta años. Esa falta de respuesta genera que se vayan abriendo paso sectores con discursos que intentan captar la bronca y la indignación, que parecen revolucionarios pero que en realidad no lo son“.
Rezinovsky, que tiene 27 años y este año competirá por una banca de concejal en La Rioja, apunta otra mirada. “Hay muchos sectores de jóvenes que tienen participación. Somos los que entendemos que la política es la única herramienta de transformación, pero que también para transformar y dar las discusiones necesarias y construir las respuestas que nuestro pueblo necesita es muy importante involucrarse, no sólo a discutir las ideas, sino a ser protagonistas”.
NUEVAS GENERACIONES DE LÍDERES
Semanas atrás, Unidad Popular, partido que integra el FDT y que oficializó la precandidatura de Claudio Lozano a Presidente, calificó como “decepcionante” la gestión gubernamental por aparecer como una variante más del ajuste frente a las opciones “más salvajes” que expresan Juntos por el Cambio y el liberalismo.
Juan Pose es dirigente de la Juventud Unidad Popular. En diálogo con Malas Palabras, sostiene que “lo que está sucediendo dentro del Frente contradice completamente las posiciones que venimos sosteniendo en el partido. Por lo tanto, acompañamos el reclamo de funcionar como un frente electoral, que haya una mesa de discusión política y que realmente se empiece a articular entre todas las fuerzas una opinión conjunta. Ojalá suceda porque la verdad el rumbo que está tomando el gobierno no nos parece que sea el adecuado, sino que es más bien una profundización de lo que pasó en los años del gobierno de Mauricio Macri”.
Pose agrega que para “acomodar económicamente al país” es necesario desatarse de la agenda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y escuchar a las nuevas generaciones: “Me parece fundamental escuchar a los jóvenes para construir lo que viene, si no corremos riesgo de que alguien se avive antes y empiece a interpelar a esas nuevas generaciones de otra manera y es hasta peligroso en cierto punto porque sabemos que hay otras fuerzas políticas que operan hacia rumbos que no coinciden absolutamente nada con nosotros. Es estratégico contribuir a que se puedan forjar nuevas generaciones de líderes”.
Pero, ¿esto es posible en un país donde a la dirigencia le cuesta pensar a largo plazo? Mariela Tejerina, titular de la Secretaría de Juventudes de la CTA-A de la provincia de Jujuy piensa que es factible en la medida en que se construya “sindicalismo, identidad de clase y poder popular”.
“El neoliberalismo instala el recorte a los espacios más jóvenes, que es el sector más desprotegido. Por eso creemos que es necesario formar nuevos dirigentes que puedan dar un marco de discusión para abarcar todas las realidades, siguiendo la línea que nos han dejado Germán Abdala y Victor De Gennaro. Somos aves de paso; tenemos que tener compañeros que continúen nuestro camino para seguir avanzando”.