Por Julian Pilatti.- Malas Palabras siguió de cerca los discursos del Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, durante su estadía en La Plata. La situación compleja del país y de América Latina desde la visión de un intelectual revolucionario. Los caminos a atravesar para conseguir una victoria del pueblo.
Un conjunto de quenas, zampoñas y sikus irrumpió en el hall principal de la Facultad de Periodismo y Comunicación social de La Plata. Pronto las banderas de Bolivia y la famosa Whipala salpicaron luz y color a un ambiente de paredes y rostros blancos. El motivo: La entrega del Premio Rodolfo Walsh al vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, uno de los intelectuales y líderes espirituales más importantes del país andino y cada vez más de otros pueblos latinoamericanos.
El desconcierto por las derrotas en manos de las derechas en la región ha provocado una cierta parálisis y nubosidad en las ideas del pueblo organizado. Desconcierto por lo que está sucediendo y por lo que se viene. Muchos y muchas de los que se acercaron a escuchar a Linera fueron por estas respuestas. Y por algunas reflexiones que guíen de nuevo el camino, hasta ahora oscuro.
Un acto de amor
-Hay gente que escoge el riesgo de la muerte. No estoy hablando del suicida, estoy hablando de los que tocan la puerta de la muerte porque aman infinitamente la vida –comenzó el vicepresidente boliviano, refiriéndose a Rodolfo Walsh.
Ese “gesto de amor” es el que algunos pocos han elegido en la historia para denunciar las injusticias, como lo hizo el escritor argentino frente a la peor dictadura militar. Porque, según Linera, el periodista también es un político y su trabajo debe estar comprometido con la sociedad. “De eso se trata la militancia, preguntarse qué podemos dar a los demás. Si no somos capaces de entregar algo a los demás, en verdad seremos muertos en vida”, lanzó.
“El premio que recibo –prosiguió- es una convocatoria a la lucha, al riesgo, hoy más necesario que nunca. Porque las personas no se prueban en la victoria, es en la derrota cuando nos ponemos a prueba”, explicaba el mandatario, argumentando que en este momento de nada sirve lamentarse, sino que es necesario remontar la adversidad. Como lo hizo Rodolfo, como lo hizo su hija Viky, incluso pagando con sus propias vidas.
-Por eso muchísimas gracias por este premio. Me siento muy emocionado –dijo, con un pequeño nudo en la garganta. El premio Rodolfo Walsh fue entregado por los padres de Emilia Uscamayta Curi, la joven estudiante de periodismo que murió en una fiesta clandestina al comienzo de año, en la que se presentaron grandes irregularidades. El Vicepresidente secó las lágrimas de su madre, una pequeña señora que no pudo decir muchas palabras debido a su evidente dolor, aún latente.
Nuestra oleada
El aplauso fue unánime y largo. Entre las primeras filas se distinguieron unos pañuelos blancos y varios inundaron la sala con cartulinas que llevaban el rostro de Milagro Sala, quien envió una carta desde la cárcel al Vicepresidente de Bolivia y se pudo leer en el momento. La concurrencia también estuvo integrada por numerosos estudiantes de periodismo, los cuales escucharon hablar a Linera sobre el rol del intelectual, pero esta vez realmente desde un intelectual orgánico.
“Fíjense en Rodolfo, estando perseguido y en riesgo de ser atrapado, a pesar de ello dedica su tiempo para encontrar el fondo del modelo económico de la dictadura, para demostrar con datos los hechos de la dictadura”, sostuvo. Para Linera, un periodista o un intelectual no es aquel que insulta más o le pone más adjetivos a sus notas, sino aquel que consciente de su conocimiento, los aplica a la sociedad para “desmontar los mecanismos de dominación” que hacen posible las injusticias y desigualdades, muchas veces vistas como naturales.
En ese momento una de las oyentes que había, no pudo resistirse y soltó un exclamativo “!Brillante!”, en uno de esos silencios intermedios que dejaba Linera al hablar. La multitud estalló riendo y aplaudiendo, pero en acompañamiento de aquella mujer, que se había animado a decir en voz alta lo que muchos pensaban.
Para cerrar su discurso, el Vicepresidente buscó una frase de Rodolfo Walsh entre los varios papeles que llevaba. Documentos que había tenido la habilidad de retocar con una lapicera al comienzo del acto.
-Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante. Y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra.
El mandatario dejó en claro que la primera opción, la del llanto, no es opción alguna para cambiar la realidad. La segunda es la de la lucha, la del compromiso. Retroceder y volver a avanzar, como las olas del mar, que siempre llegan un poquito más lejos en cada oportunidad.
-Las oleadas hablan de voluntad, de esfuerzo, de lucha. Como la que hizo Rodolfo, como la que tenemos que hacer nosotros. Muchísimas gracias.
“¡Acá tenés lo pibes para la liberación!”
Al siguiente día, Álvaro García Linera se presentó al III Foro Latinoamericano de Trabajo Social, organizado en el Club Atenas de la ciudad de La Plata. A pesar de que durante la jornada anterior el Vicepresidente había tenido que levantarse a las cuatro de la mañana a una reunión de urgencia convocada por Evo Morales, además de haber recibido el Premio Rodolfo Walsh y respondido un par de preguntas en la conferencia de prensa, el mandatario se mostraba como siempre: joven, sonriente, con cierta paz andina en sus palabras y mirada.
-Un gran saludo revolucionario y emocionado por ver tanta juventud reunida acá. Esto nos obliga a dejar la perplejidad y avanzar –abrió su exposición. -Son estos jóvenes los que van a cambiar la Argentina.
El Foro organizado por la Facultad de Trabajo Social de La Plata invitaba a hablar de desigualdad en América Latina. Linera, apoyado en cifras de las Naciones Unidas –No de cifras oficiales- demostró que en los últimos diez años la pobreza y la desigualdad habían retrocedido grandes porcentajes en la mayoría de los países donde los gobiernos de izquierda y progresistas habían triunfado. “Hace 10 años en Bolivia, el 10% más rico tenía 140 veces más riqueza que el 10 % más pobre. Hoy solo tiene 34 veces más que el 10% más pobre y en los siguientes años seguiremos reduciendo la diferencia”, comentaba cortado por los aplausos de unas dos mil personas, que escuchaban el discurso sentadas en sillas y en las gradas que rodeaban de izquierda a derecha al ovacionado Linera.
“!Linera, Linera, Linera corazón! ¡Acá tenés los pibes para la liberación!”, resurgía una y otra vez de las agrupaciones política-estudiantiles que se habían acercado al Club Atenas con banderas y bombos.
-No cabe duda que América Latina es menos injusta que cuando predominaba el régimen neoliberal. No solo hay más justicia económica sino más democracia participativa –expresaba el político. En Bolivia, las clases por siglos excluidas e invisibilizadas, hoy tienen voz y poder en el gobierno conducido por el primer Presidente Indígena, Evo Morales. Y esas desigualdades, de a poco, fueron corregidas con políticas que benefician principalmente al pueblo.
Porque para García Linera, “las desigualdades no son producto natural del mundo, pero tampoco una fatalidad histórica, son resultados de decisiones”.
Decisiones que de tomarse para las mayorías pueden lograr verdaderas transformaciones. Revoluciones democráticas y culturales, como se plantea desde el país Plurinacional de Bolivia.
La piedra y el vaso
Sin embargo, hoy el continente vive momentos de grandes retrocesos, donde las derechas neoliberales vuelven a gobernar varios países de nuestramérica y amenazan con destruir todas las conquistas sociales conseguidas hasta el momento.
El mandatario se detuvo en este punto, al cual parece prestarle más atención y estudio que a cualquier otro.
Según él, los gobiernos progresistas y de izquierda no llegaron solo mediante elecciones, sino principalmente de la mano de grandes insurrecciones y movilizaciones populares que terminaron instalando otro tipo de política al poder. En sus propias palabras: “No puede haber victoria política, gobiernos verdaderamente revolucionarios, si previamente no ha habido una victoria cultural”.
Lo que sucedió con algunos gobiernos populares de América Latina –según el intelectual- es que una vez conseguido el poder se descuidó esa batalla de ideas que construye el sentido común.
“Esto es uno de nuestros errores. Pensar que el Estado lo resuelve todo abandonando la trinchera de la sociedad civil, puede llevar a que más pronto que tarde la derecha se reconstruya desde la propia sociedad. El ascenso de las nuevas clases medias despolitizadas engendró una nueva clase media conservadora”.
Después, con la paciencia y pedagogía propia de un docente, hizo una metáfora precisa para analizar el avance de la derecha en la región. “Si una piedra rompe un vaso, ¿Es culpa de la piedra o del vaso que era rompible?”, preguntó.
Los mandatos progresistas de América Latina protagonizaron grandes cambios, pero el vaso se rompió. Y eso para Linera es responsabilidad plena de estos gobiernos, que no supieron o no quisieron avanzar por más poder del pueblo.
En estas palabras se muestra una de las claves para entender la derrota del kirchnerismo en Argentina y también la del debilitamiento del gobierno de Dilma en Brasil, aprovechado por la derecha local para realizar un golpe de Estado corrupto, encarado desde el poder legislativo, los medios y la justicia.
Momento gramsciano, remate leninista
El discurso de Linera ya iba por su media hora cuando el sol se posó firme sobre el techo de chapa del Club Atenas. El invitado, la juventud y el día parecían tener cierta complicidad. Para el vicepresidente boliviano, estamos viviendo un “momento gramsciano”, para explicar que es el momento de la batalla de ideas, de la lucha por el sentido común, materia que había estudiado con detenimiento el pensador y militante italiano, Antonio Gramsci.
-Pero momento gramsciano sin el remate Leninista, es una impotencia cultural –aclaró Linera, dando a entender que de nada sirve la lucha de ideas sin tomar el poder efectivamente.
“Algo hicimos mal”, sincera el mandatario. Pero al mismo tiempo alienta, a esos cientos de jóvenes presentes, pero también a esos millones de militantes de toda América Latina que lo escuchan hablar y asienten con la cabeza, sonriendo desde lejos: “La gran diferencia con lo que sucedió antes, es que la derecha no ha podido constituir un horizonte de época. Han regresado simplemente con las banderas de la crítica. Representan el pasado, no el futuro. Nosotros en cambio, tenemos un proyecto nacional y continental, tenemos un horizonte. La historia está de nuestro lado”.
A la derrota, el mandatario propone el optimismo: “América Latina necesita una Argentina que acompañe los procesos de integración, una Argentina de lo popular, de lo plebeyo, de la juventud, de la alegría”.
Álvaro García Linera, quizás uno de los mejores intelectuales y al mismo tiempo militante de esta época, nos invita a luchar.
-Peleen, cáiganse, vuelvan a pelear, cáiganse, y así hasta que se acabe el universo.
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Tarifazo al reves
Contaba un amigo argentino que vive solo en La Paz, desde hace varios años:“Yo pago: 3 dólares mensuales de agua (45 pesos argentinos). 5 dólares mensuales de luz (75 pesos); y la garrafa de gas cuesta 3 dólares, y no llego a gastar tres al año, o sea unos 8 dólares anuales (es decir, otros 10 pesos por mes). Total: 130 pesos argentinos para pagar todos los servicios de cada mes!!!!”
Donde está la diferencia, para tan opuesta situación, respecto de la que se vive en la Argentina de Macri? Muy simple. En el concepto que tiene el gobierno de Evo Morales respecto de qué constituyen los servicios que presta el Estado
Recientemente, en un discurso en la CELAC, el mandatario boliviano expresó: “Después de diez años seguimos bajando los costos de tarifas de energía eléctrica y agua potable. La telecomunicación, agua y la energía son un derecho básico, si lo hubiéramos dejado en manos de privados seguirían subiendo”.
Claro, para que algo así ocurra, antes los recursos naturales, o bienes comunes, deben estar en manos del Estado, y no de las corporaciones
En la constitución boliviana, vigente desde 2009, se establece que los servicios básicos como agua, luz o gas, son un derecho humano y deben protegerse ante todo.
Ya en 2010, el Gobierno boliviano propuso a la ONU que reconociera al agua potable y al saneamiento básico como derechos humanos universales. En esa ocasión, 122 países votaron a favor de una resolución de compromiso redactada por la representación de Bolivia, mientras que 41 se abstuvieron.
En la resolución se pedía exhortar “a los Estados y a las organizaciones internacionales a que proporcionen recursos financieros y propicien el aumento de la capacidad y la transferencia de tecnología por medio de la asistencia y la cooperación internacionales, en particular a los países en desarrollo, a fin de intensificar los esfuerzos por proporcionar a toda la población un acceso económico al agua potable y al saneamiento”.
La Constitución Política del Estado, vigente desde febrero de 2009, reconoce como parte de los derechos fundamentales el “derecho al agua y a la alimentación”, lo mismo que el “acceso universal y equitativo a los servicios básicos de agua potable, alcantarillado, electricidad, gas domiciliario, postal y telecomunicaciones”.