La filtración e investigación es conocida como Pandora Paper y fue llevada adelante por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) con la participación de más de 650 periodistas. Es la mayor investigación de la historia del consorcio y fue sostenida por la colaboración de más de 150 medios periodísticos que dedicaron más de dos años al seguimiento de fuentes y análisis de documentos creados entre 1996 y 2020. Han tenido acceso a 12 millones de documentos de 14 empresas de servicios financieros en países como las Islas Vírgenes Británicas, Panamá, Belice, Chipre, Emiratos Árabes Unidos, Singapur y Suiza.
Debemos aclarar que las empresas conocidas como offshore son un mecanismo legal. A pesar de que se trate de un sistema financiero internacional de encubrimiento utilizado, principalmente, para dar anonimato a los propietarios de grandes fortunas; con todo lo que ello implica. Como sabemos la ausencia de controles en el movimiento de capitales da lugar a la posibilidad de malversación de fondos o a evitar esquemas impositivos en los países de origen. En el marco de su investigación, la ICIJ aclaró, tal como exponemos, que recurrir a compañías offshore no es, en sí mismo, una actividad ilícita. Pero, por el contrario, si es ilícito que el/la beneficiario final de esta operación no declare su dinero.
Este nuevo informe vino a revelar principalmente el carácter sistémico de estas prácticas. A visibilizar que no se trata de un movimiento de capitales aislados sino de un procedimiento constante de los grupos económicos concentrados del mundo. Podemos verlo en las múltiples filtraciones de los últimos años: Offshore Leaks (2013), China Leaks (2014), Panamá Papers (2016), Bahamas Leaks (2016), Football Leaks (2016), Money Island (2017), Malta Files (2017), Paradise Papers (2017), Dubaï Papers (2018), FinCEN Files (2020), OpenLux (2021) y Pandora Papers ahora. Tal como aquel regalo de los Dioses en la mitología Griega esta caja de Pandora volvió a liberar algunas de las desgracias y males que acechan al hombre y a la mujer.
Cuentas Offshore
Es pertinente recordar rápidamente cómo funciona una cuenta Offshore. Como ya dijimos anteriormente se trata de un instrumento administrativo que opera, mayoritariamente, desde paraísos fiscales. Estos paraísos suelen ubicarse en ciudades con políticas impositivas poco controladas y en países con un desarrollo industrial menor.
Según el portal de AM 750 las cuentas offshore suelen utilizarse para encubrir transacciones, evadir impuestos, controles de bienes o el propio blanqueo de capitales. Se radican en paraísos fiscales para que las entidades regulatorias del Estado o la sociedad civil no puedan rastrear sus movimientos financieros.
Otra arista de estos mecanismos es que ofrecen la posibilidad de ahorrar o transferir grandes cantidades de dinero sin necesidad de transportar efectivo, fundamentalmente en moneda extranjera, lo que, en la mayoría de los países del mundo está fuertemente regulado.
Más allá de que las tasas y comisiones suelen ser más elevadas que en cuentas bancarias tradicionales, este tipo de actividades se reiteran entre miembros de distintos gobiernos o personalidades con un elevado patrimonio acumulado, generalmente para evitar su conocimiento público (ya sea para evadir impuestos de mayor costo o mantener una reputación).
Puntos de conexión en América Latina
Según el diario El País de España en Latinoamérica cada año se evaden fiscalmente unos 40 mil millones de dólares. Estos van dirigidos a los paraísos fiscales del mundo. Por eso no es de extrañar que la mitad de los políticos que integran la lista de propietarios de cuentas del Pandora Papers son de América Latina.
Dentro de los más influyentes se destacan tres Jefes de Estado en ejercicio: Guillermo Lasso, presidente de Ecuador; Sebastián Piñera, presidente de Chile; y Luis Abinader, presidente de República Dominicana.
Lasso: La investigación muestra que Lasso, quien antes de ser presidente fue empresario y banquero, ha tenido vínculos con más de 10 compañías offshore y fideicomisos en Panamá, Dakota del Sur y Delaware, según revela el diario estadounidense The Washington Post.
La filtración muestra que Lasso reemplazó una fundación panameña que hacía pagos mensuales a sus familiares cercanos, por un fideicomiso con sede en Dakota del Sur, en EE.UU.
Piñera: En cuanto a Piñera, la investigación menciona un negocio familiar que involucra la compraventa de la minera Dominga. Según el portal chileno LaBot (uno de los medios investigadores de los Pandora Papers) la familia Piñera Moral era la mayor accionista de esta empresa minera, hasta que en 2010 el empresario Carlos Alberto Délano, amigo de infancia de Sebastián Piñera, compró la participación de todos los otros socios por US$152 millones. La venta de la minera establecía un pago a tres cuotas, la última de las cuales estaba sujeta a que no se estableciera una zona de protección ambiental que obstaculizará la instalación y operación de la mina. Por eso el último pago fue efectuado fuera de Chile.
Abinader: Respecto a Abinader, presidente de República Dominicana, los Pandora Papers muestran que junto a familiares es copropietario de una compañía panameña y es accionista de otra.
En declaraciones al ICIJ, Abinader dijo que tiene entidades offshore porque, hasta hace poco, República Dominicana no contaba con leyes corporativas suficientes para que las compañías locales hicieran negocios en el exterior. Los documentos muestran su vinculación con dos sociedades en Panamá, Littlecot Inc. y Padreso SA. Ambas creadas antes de asumir el cargo y usadas para gestionar activos en República Dominicana.
En Brasil, las filtraciones ponen bajo la lupa a dos de los hombres más poderosos del país carioca: al Ministro de Economía, Paulo Guedes y al presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto.
Ninguno de los dos expuso sus operaciones offshore previo a incorporarse a un cargo público que, entre tiene como función principal, regular este tipo de manejo de capitales. Este posible conflicto de intereses afecta especialmente al ministro de Economía, quien lidera un proyecto de reforma fiscal que, en su versión actual, reduce la presión sobre el dinero de particulares en paraísos fiscales.
En el caso de nuestro país, Argentina aparece mencionada 57.307 veces en los 12 millones de documentos con información de sociedades offshore. En la filtración aparecen: sociedades del consejero político de Mauricio Macri y el PRO, Jaime Durán Barba y del empresario Mariano Macri, el hermano menor del exmandatario Mauricio Macri. También se revelan operaciones de Zulemita Menem, del exsecretario presidencial de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz y de Humberto Grondona, hijo mayor del ex presidente de la AFA Julio Grondona.
Tal como dice el periodista Iván Schargrodsky en su newsletter es llamativo que: “El país, cuyo PIB nominal ronda el puesto 32 a nivel global, es el tercero con mayor cantidad de beneficiarios de esquemas offshore diseñados para facilitar la elusión o la evasión impositiva”.
De cara al futuro
El carácter sistémico en la formación de cuentas offshore se evidencia en los informes de investigación que aparecen año a año desde los consorcios periodísticos internacionales. Esta condición de perpetuación del sistema no hace más que reforzar el ejercicio de un capitalismo nocivo, que busca más la acumulación incesante del capital que agrandar las bases de nuestros sistemas productivos. Esta búsqueda es una dinámica que hemos visto repetidas veces en la historia Argentina. Aquella que prioriza la bicicleta financiera por sobre la inversión en industria. Que prioriza el capital por sobre las personas.
Será momento entonces de volver a revisar quiénes son los verdaderos responsables de alimentar esta forma de la economía. Como dijo recientemente Ofelia Fernandez en un panel de debate en España: “hay un profundo nivel de desigualdad y no podemos permitir que quieran discutir la pobreza sin discutir la riqueza. Eso es una trampa y tenemos que sortearla”. Para entender la realidad económica de un país será necesario preguntarse más por el movimiento y concentración de los capitales que por el consumo de sus clases populares. De la misma forma que lo enunció la periodista Emilia Delfino (quien participó desde el Diario AR en el análisis de información de los Pandora Papers) se deberá poner el foco en el poder y en la desigualdad que este genera.