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Nota publicada el 29 / 07 / 2024

Todo lo que quiso saber sobre los libertarios y no se atrevió a preguntar

¿Qué rasgos y continuidades presenta La Libertad Avanza con respecto a otras derechas criollas? ¿Dónde y cómo fracasaron las escasas experiencias de gestión públicas que intentaron destruir el Estado desde la poltrona gubernamental?

Opinan: Leandro Sowter, doctor en Ciencias Sociales de la UBA; y Nayet Kademián, politóloga de la UCA e investigadora en Polonia.

Por Nicolás Poggi

Ilustración: Adictos Gráficos

Javier Milei se presenta como “el primer presidente liberal libertario de la historia”. Un exponente de una controvertida escuela de pensamiento económico y hasta filosófico que llegó al poder en Argentina por medio de las urnas y que, desde un punto remoto del globo, pretende levantar la bandera de la nueva derecha en el siglo XXI y proyectarse al mundo.

Pero ¿de dónde viene este impulso? “Si bien el surgimiento de las nuevas derechas, o derechas extremas, es un fenómeno mundial que pone en crisis los sistemas políticos y de partidos tradicionales, y a menudo representa un desafío a las democracias liberales tradicionales, no existe una ley general que explique a esta deriva”, aclara de entrada Leandro Sowter, doctor en Ciencias Sociales de la UBA y uno de los autores de “Desquiciados. Los vertiginosos cambios que impulsa la extrema derecha”, de editorial Siglo XXI.

En diálogo con Malas Palabras, Sowter sostiene que aunque es cierto que “hay un clima de época que parece habilitar el regreso de las derechas al centro de la escena política, y que puede ser explicado por la percepción, o la persistencia de una crisis económica que no puede ser resuelta por los políticos tradicionales, cada caso debe ser interpretado en su especificidad y con sus propias características”. 

Leandro Sowter.

Es la misma lupa que, para el caso argentino, aplica Nayet Kademián, politóloga de la Universidad Católica de Córdoba y Marie Curie Fellow (beca para la investigación académica) de la Comisión Europea. Desde Polonia, donde realiza un trabajo de campo, advierte a Malas Palabras que Milei “es distinto a otras derechas, como la derecha europea o la de Donald Trump en Estados Unidos, porque no es proteccionista, no tiene ese nacionalismo proteccionista de otros líderes”.

Kademián evaluó que el presidente argentino “presenta rasgos muy novedosos, a la vez que encabeza un gobierno donde hay muchos de los mismos de siempre. No hay nada muy novedoso en su proyecto político y económico, sino una profundización del modelo económico neoliberal. O quizás una profundización del proyecto económico macrista”.

Para Sowter, la postura libertaria de Milei representa “un grupo marginal y minoritario, algo casi exótico dentro de la tradición de las derechas argentinas y el liberalismo local. De hecho -explica el analista-, los liberales ‘auténticos’ desprecian a los libertarios por sus posturas extremas, anárquicas e impracticables. Precisamente, las pocas experiencias que hubieron en el mundo de liberal libertarios que llegaron al poder estuvieron signadas por el fracaso, cuando no por el caos”, advirtió. 

Libertarios: una gestión

Si bien hubo algunos intentos fallidos en el siglo XX, apenas entrados en los 2000 se registró un caso concreto de un territorio libre del Estado en un pueblo remoto de Estados Unidos

El plan, que se llamó “Proyecto Ciudad Libre”, duró aproximadamente desde 2004 hasta 2016, cuando la falta de gobernanza terminó haciendo estragos en una sociedad que pretendía vivir en “libertad absoluta” para vender y comprar, negociando entre las partes, sin supervisión de nadie ni contralor de ningún organismo. Todo se puede comprar y todo se puede vender. Hasta la cuadra de un barrio.

Esa experiencia se llevó a cabo en Grafton, un pueblo rodeado de bosques en el estado de New Hampshire, el primer estado que había declarado su independencia en 1774. Sin municipio, sin impuestos ni vigilancia, el desastre comenzó a hacerse notar pronto en esa pequeña población, habitada en su mayoría por hombres blancos solteros. Los osos invadieron la comarca atraídos por los desechos de comida de sus habitantes, que tampoco procesaban los residuos como correspondía. Ante la ausencia de vigilancia y sin gasto público destinado a esos fines, ¿quién iba a cuidar a los ciudadanos? Sin Estado no se podía proteger lo que los libertarios más amaban: la propiedad privada.

Nayet Kademián.

Fue un “libertarianismo extremo que terminó con una invasión de osos”, en palabras de Sowter, que añadió otro “caso testigo” en Inglaterra, donde la emergente libertaria Liz Truss fue primera ministra durante 45 días de 2022 y tuvo que renunciar luego de la crisis económica provocada por la baja masiva de impuestos. 

Para los libertarios, “el Estado, a diferencia de la propuesta de la derecha tradicional que en Argentina representó Mauricio Macri, no debe ser ‘mejorado’ o volverse ‘eficiente’, debe ser destruido”, apunta Sowter. Como se intentó en Grafton.

Capitalismo: ¿una nueva etapa?

Con estos antecedentes, ¿podrá Milei emerger de ese torbellino y, desde su lugar en el mundo, contribuir a fundar otra etapa del capitalismo, como suele declamar? Kademián observa que el presidente libertario “busca instalar, no sólo a nivel nacional sino en el mundo, que hay una especie de refundación de la Argentina y él quiere ser el influencer supremo de la derecha internacional”.

Pero esta investigadora no registra esa intención en los hechos. “No veo que haya en lo material la aplicación de las ideas ‘liberales libertarias’. Estamos viendo un gobierno que prometió bajar impuestos y que, por el contrario, los sube, por poner un ejemplo. Además, tiene una alianza con el PRO, con caras bastante conocidas de la política argentina”, acotó. 

Sowter entiende que “no está claro lo que este experimento pueda dejar en la Argentina”, aunque afirma que “está claro que el capitalismo, para poder sostenerse y desarrollarse, necesita de una acción coherente del Estado. No existen experiencias de capitalismo sin Estado. En el caso de los Estados fallidos, se suele estar ante un capitalismo salvaje, depredador de los recursos naturales y sin garantías, ni para los trabajadores ni para los propios capitalistas, salvo los que están cerca del poder”.

Si esto puede ocurrir en Argentina, para Sowter “dependerá de qué tan dispuesto se halle el propio Milei a llevar a cabo su utopía ‘liberal libertaria’ o si, por el contrario, la fuerza del pragmatismo se impone, y termina siendo un liberal reaccionario de derecha tradicional”.

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