SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE .

Nota publicada el 03 / 05 / 2023

Gustavo Petro y los últimos tiros

El presidente colombiano impulsa un acuerdo de paz polifónico con la totalidad de los sectores políticos o del crimen organizado que hace décadas construyen poder por fuera del marco institucional democrático. A diferencia de otros procesos, el líder de izquierda abre diálogos con los grupos paramilitares; además, propone negociar el “acuerdo de paz total” solo si las partes involucradas respetan el cese al fuego acordado

Por: Emiliano Guido

El ex líder de la guerrilla FARC, Rodrigo Londoño alias Timochenko, al momento de reunirse con el presidente Gustavo Petro a inicios de abril para afinar detalles en el proceso de paz en curso mostró un aspecto físico acorde a la desmovilización acordada. Ya sin necesidad de calzarse un traje de fajina y pesadas botas militares, el actual líder del partido Comunes lució una vestimenta en composé con el paisaje institucional al cual busca arraigarse: gafas negras voluminosas, zapatos y camisa de cuello duro. 

Timochenko, portavoz del sector mayoritario de las FARC adscripto al proceso de paz iniciado por el ex presidente Juan Manuel Santos, representa para el gobierno colombiano la foja exitosa de un diálogo pacificador ambicioso que Petro ha caratulado como “acuerdo de paz total” ya que pretende encauzar en términos institucionales el devenir de otras organizaciones armadas insurgentes como el Ejército de Liberación Nacional, e incluso de los grupos paramilitares parapetados en los grandes latifundios.

A diferencia del carácter pacifista mostrado por los ex comandantes de las FARC, una coyuntura que los encuentra por ejemplo acordando políticas públicas agropecuarias con el gobierno para reconvertir zonas de cultivos de coca, el ELN ha violado recientemente el alto el fuego vigente desde fines del 2022 perpetrando un ataque militar en el departamento Norte de Santander con un saldo de nueve uniformados muertos.

La acción insurgente del ELN fue incorporada en los análisis de los medios de comunicación adversos a Petro como un signo político desalentador para alcanzar la “paz total”. Por caso, en el diario español El País, influyente tribuna de opinión en la agenda neoliberal iberoamericana, se realizó un estrambótico paralelismo entre los objetivos del ELN y del gobierno colombiano: “Las condiciones (del actual proceso de paz) son inmejorables para el ELN, que enfrente tiene a un Gobierno de izquierdas con el que comparte muchos postulados”. 

A pesar del hecho mencionado, lo que implica una mancha de tinta, o de sangre, sobre la letra estampada en el papel consensuado, el Jefe de Estado anunció que el proceso de diálogo continúa firme. En rueda de prensa a mediados de abril, tras haber liderado una reunión donde participaron los embajadores de los seis países garantes del proceso de paz, Petro exhortó al ELN a no repetir lo hecho por las FARC en otras mediaciones abiertas en el sentido de no utilizar el interregno militar acordado para acumular poder militar propio.

Un proceso con la firma de Petro

Gustavo Petro, que tuvo en su juventud un breve paso por la ex guerrilla urbana M19, una formación de carácter nacionalista revolucionaria, menos pigmentada por el ideario foquista cubano que moldeó a las FARC o al ELN, ha puesto en juego su capital político en una iniciativa que busca elevar los acuerdos rubricados por el ex mandatario Juan Manuel Santos. Es indudable, además, que el Jefe de Estado intentará utilizar la pacificación de los territorios como prólogo de una nueva hoja de ruta económica. Petro, su gobierno, pretende descarbonizar la política energética, es decir producir menos petróleo, reducir la superficie de hectáreas de hoja de coca cultivadas y democratizar el acceso a la tierra. Tamaños objetivos requieren, claro, construir una matriz económica que otorgue lugar y voz a otros actores sociales e, incluso, a una burguesía de diferente talante. Hasta el momento, los paramilitares y en cierta medida las formaciones guerrilleras han moldeado una estructura de negocios ilegal y extractivista en el interior del país.

En declaraciones al diario El Espectador, María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz, una usina de ideas que investiga el conflicto y el crimen organizado en Colombia, suma elementos de análisis para entender la complejidad del proceso de paz: “el alto comisionado de paz tiene frentes activos con grupos armados diferentes, y en etapas diferentes: “el ELN se halla en mesa de diálogos, el Clan del Golfo buscando esquivar el sometimiento, la Segunda Marquetalia resolviendo sus líos jurídicos para entrar a la paz. Y cada uno buscando llegar fuerte a hablar con el gobierno”.

El periodista Santiago Rodríguez Álvarez del portal La Silla Vacía, un medio influyente en el país pacífico-caribeño, explicó en un artículo titulado “En jaque la premisa de la paz total: parar la guerra para negociar” las dificultades que ha encontrado la administración nacional al momento de establecer una ventana de tiempo pacificadora: “En octubre del año pasado, ante organizaciones sociales y de víctimas de las regiones más golpeadas por la violencia, el alto comisionado de paz, Danilo Rueda, explicó la idea de los acercamientos con los grupos armados en el marco de la paz total. ¿Cuáles han sido esas exigencias básicas para sentarse a dialogar? Cero asesinatos, cero torturas, y cero desapariciones forzadas en los lugares de su operación armada. En palabras del propio comisionado, se trataba de poner en un primer lugar los asuntos humanitarios“. Es decir, parar la guerra a través de ceses del fuego unilaterales y bilaterales como antesala para negociar la paz”.

En un párrafo significativo del articulo aludido Rodríguez Álvarez detalla dos eventos recientes, además del ataque del ELN ya señalado, donde la sangre volvió a regar la tierra colombiana: “Ningún grupo cumplió en su totalidad la palabra acordada: se puede mencionar la presión de las disidencias de las FARC que retuvo a principios de año ilegalmente a 76 policías en Los Pozos (provincia de Caquetá); y la infiltración del paro minero del Bajo Cauca por parte del Clan del Golfo, que obligó al presidente a ponerle fin al cese del fuego con este grupo”.

Noticias Relacionadas

Gula libertaria

Gula libertaria

Eufórico tras el arrasador triunfo de Trump, el gobierno estimula su apetito político y pisa fuerte. Ansía comerse al Estado, y a la democracia también. Opinan: Gonzalo Fiore Viani, doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba; y Celeste Tossolini, politóloga.

Por Nicolás Poggi

La canción sin fin

La canción sin fin

La interna entre CFK y el gobernador bonaerense sume al peronismo en una pelea endogámica, confusa en lo programático. Cuáles son los próximos pasos del Instituto Patria y el kicillofismo. Opinan: Raúl Timerman, analista político y director de la Consultora Grupo de Opinión Pública; y Juan Courel, analista y consultor político.

Por José Maldonado

Pelucas y patillas

Pelucas y patillas

El gobierno desplaza a la escuela austriaca y al recuerdo de la supuesta argentina potencia del siglo XIX como faros ideológicos, ahora la década del 90 es su nuevo imaginario político. ¿Por qué le resulta redituable la liturgia menemista? Opinan: Julio Burdman, politólogo; y Francisco Morán, cofundador de la agrupación “La Carlos Menem”.

Por Redacción Malas Palabras

Los pizarrones al sol

Los pizarrones al sol

Los estudiantes toman el control de las facultades y, en paralelo, colocan los pupitres a cielo abierto. Tres jóvenes cuentan sus anhelos y reclamos mientras la amenaza del apagón universitario pende sobre sus vidas.

Por Redacción Malas Palabras

La caída

La película “El jockey”, del realizador Luis Ortega, explora el declive alucinógeno de un deportista mutante. El film, precandidato local para los premios Oscar, llega endulzado con la música de Virus y Nino Bravo.

Por Edu Guzmán @soloenelcine

La música de la selva

Por Laureana Cardelino (@todas_lasfiestas)

Cortázar, del libro a la pantalla grande

 Por Edu Guzman (@soloenelcine)

¡Qué alegría más alta: vivir en la poesía!

Por Laureana Buki Cardelino (@todas_lasfiestas).

Poemas e imágenes a un padre desaparecido

Por Edu Guzman (@soloenelcine).

Gula libertaria

Eufórico tras el arrasador triunfo de Trump, el gobierno estimula su apetito político y pisa fuerte. Ansía comerse al Estado, y a la democracia también. Opinan: Gonzalo Fiore Viani, doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba; y Celeste Tossolini, politóloga.

Por Nicolás Poggi

La canción sin fin

La interna entre CFK y el gobernador bonaerense sume al peronismo en una pelea endogámica, confusa en lo programático. Cuáles son los próximos pasos del Instituto Patria y el kicillofismo. Opinan: Raúl Timerman, analista político y director de la Consultora Grupo de Opinión Pública; y Juan Courel, analista y consultor político.

Por José Maldonado

Pelucas y patillas

El gobierno desplaza a la escuela austriaca y al recuerdo de la supuesta argentina potencia del siglo XIX como faros ideológicos, ahora la década del 90 es su nuevo imaginario político. ¿Por qué le resulta redituable la liturgia menemista? Opinan: Julio Burdman, politólogo; y Francisco Morán, cofundador de la agrupación “La Carlos Menem”.

Por Redacción Malas Palabras

Los pizarrones al sol

Los estudiantes toman el control de las facultades y, en paralelo, colocan los pupitres a cielo abierto. Tres jóvenes cuentan sus anhelos y reclamos mientras la amenaza del apagón universitario pende sobre sus vidas.

Por Redacción Malas Palabras

Walter Correa, ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires.

“El movimiento sindical da ejemplo de unidad”

El ministro de Trabajo bonaerense Walter Correa comparte definiciones contundentes sobre el vínculo de Axel Kicillof con los gremios, el proceso de la unidad de las dos CTA y el modelo “pre peronista” que, asegura, quieren imponer Milei y Sturzenegger.

Por José Maldonado

La violencia narrativa

A la par de los bastonazos de Gendarmería, el gobierno ejerce una represión discursiva permanente. Sus voceros hostigan con cachiporrazos verbales que buscan lastimar la identidad sexual y política de sus rivales. Cultura falocéntrica y paranoia antiinsurgente en una cruzada que busca convertir la conversación pública en un ring de boxeo. Opinan Franco Torchia, periodista especializado en diversidad sexual, y Sol Montero, socióloga e investigadora en UNSAM/CONICET.

Por Emiliano Guido

El optimismo libertario

¿Esperanza o expectativa? ¿Cuál es el combustible interno que moviliza al adherente de Milei? “La vida no está hecha de horizontes, sino de tener aseguradas las vacaciones de verano, y el tanque lleno del auto”, se advierte en esta columna que escanea con agudeza uno de los sentimientos claves de la base oficialista.

Por Esteban Rodríguez Alzueta

Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA - A.

La desigualdad avanza

Estadísticas oficiales recientes revelan una sostenida asimetría en el segmento de ingresos entre el decil más rico y el más pobre de la población. Qué políticas económicas puntuales acentúan la mencionada tendencia regresiva.

Por Luis Campos

Milei: acciones a la baja

La marca política “Milei” comienza a registrar un significativo descenso de su pregnancia simbólica. ¿Qué implica y cuándo se inició la “caída por goteo”? ¿La permanencia del núcleo duro de adhesión es suficiente para sostener la popularidad presidencial?

Opinan Roberto Bacman, director del Centro de Estudios de Opinión Pública, y Paola Zuban, politóloga y directora de Zuban Córdoba & Asociados.

Por Redacción Malas Palabras