Foto: Defensoría del Público
Miriam Lewin se expresa de forma serena, pero con firmeza y precisión. Detalla de memoria números y datos vinculados a su rol en la Defensoría del Público de la Argentina, creada por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, “una ley con un espíritu muy democrático, concebida con participación a lo largo y ancho del país”, asegura.
Miriam es escritora y periodista de investigación con amplia trayectoria en radio, televisión y medios gráficos y digitales. Con esas credenciales, lleva adelante su gestión reivindicando la importancia de una comunicación plural y democrática, alejada de la estigmatización y el odio. Tal vez porque su historia de vida la marcó. Tal vez porque hace muchos años le dijo “Nunca más” al silencio.
Sobrevivió a un centro clandestino de detención y exterminio durante la última dictadura cívico-militar argentina. En mayo de 1977 -cuando tenía 19 años- fue secuestrada en el cruce de las avenidas Crovara y General Paz, y trasladada a Virrey Cevallos, donde estuvo cautiva. En marzo de 1978 la entregaron a personal de la Armada y fue trasladada a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde permaneció como prisionera hasta 1979.
Allí, junto a otros secuestrados y secuestradas, escribía bajo amenazas las editoriales que los periodistas de Canal 13 leerían luego en el noticiero central, sin cambiarle ni siquiera una coma. “En esa usina de noticias falsas se construían las fake news de la época”, recordó meses atrás durante una conferencia en el Espacio de Memoria y Derechos Humanos, en ocasión del Día del Periodista. En 1985 también brindó su valiente testimonio en el Juicio a las Juntas.
Desde la comunicación abierta, pública y popular Miriam llama a “romper con el silencio”. Orgullosa, describe a la Defensoría “como un organismo único” en el mundo: “En otros países hay defensorías de las audiencias, pero funcionan dentro de los medios con una persona designada por los propietarios de medios. Este es un organismo federal que le rinde cuentas al Congreso y que nace para promover a la comunicación entendida como un derecho humano y no como un negocio o una mercancía”.
– De acuerdo a tu experiencia como periodista y como defensora del Público, ¿cómo podés describir el comportamiento de los medios de comunicación de nuestro país?
– No se puede generalizar. Los comportamientos son diversos. Una enorme mayoría de medios reciben con buena predisposición nuestras ofertas de mesa de diálogo, de capacitaciones y hay otros que no, que se resisten. Pero cada vez más entienden quienes trabajan en la comunicación que todo lo que se produce en la Defensoría intenta constituir un aporte a la comunicación desde una perspectiva de derechos con calidad.
El balance que hacemos de estos diez años de existencia del organismo es positivo, a pesar de que hay que diferenciar los primeros cuatro años de la etapa fundacional que estuvieron a cargo de Cynthia Ottaviano, con un periodo posterior de acefalía e intervención. En este periodo los trabajadores y las trabajadoras de la Defensoría tuvieron que defender el organismo porque se trataba de un gobierno que no estaba interesado en la ampliación sino en la restricción de derechos.
La Defensoría no tiene una potestad sancionatoria y tiene una profunda vocación de diálogo, está íntimamente convencida de que la libertad de expresión y la libertad de prensa son un gran valor en la democracia, así como la libertad de todos y todas, incluso de los sectores más vulnerados que a veces desde los medios de comunicación son criminalizados e incluso invisibilizados.
– Sos una referente del movimiento feminista en Argentina. Estando ahora al frente de la Defensoría del Público, ¿cómo trabajan la perspectiva de género desde la gestión?
– Los feminismos se han apropiado de la Defensoría a punto tal que en 24 horas se registró un hito de reclamos cuando en los medios y por boca de una diputada provincial se empezó a difundir que las personas travestis trans recibían sueldos, casas y pasajes gratuitos del gobierno nacional (Nota de editora: se refiere al episodio televisivo en que Amalia Granata, diputada por la provincia de Santa Fe y reconocida antiderechos, afirmó que “los trans tienen privilegios”). Todo el mundo sabe que son uno de los sectores más vulnerados y que tienen una expectativa de vida de 35 a 40 años. Ese día en solo 24 horas hubo 1579 reclamos. Es decir que los feminismos y el colectivo LGBTIQ+ se han apropiado de la Defensoría para la defensa de sus derechos.
– ¿Qué inquietudes destacan del grueso de demandas del público con la Defensoría?
– En términos generales, las audiencias reclaman por la distribución equitativa de la pauta oficial en medios sin fines de lucro; por la accesibilidad para las personas con discapacidad; por mayor visibilización y participación de la niñez y la adolescencia en los medios; y últimamente están entrando muchos reclamos por coberturas vulneratorias en casos de suicidios. También estamos trabajando y promoviendo reclamos en cuanto a coberturas espectacularizantes y espasmódicas de temas ambientales.
Hacia una comunicación inclusiva y plural
Miriam destaca el trabajo que vienen desarrollando con las audiencias públicas a lo largo y ancho del país, como un mecanismo participativo donde la Defensoría “escucha para conocer» lo que la gente espera de los medios. “Somos una oficina de defensa del consumidor de medios, recibimos denuncias sobre lo que ven y escuchan en los medios. El canal de diálogo es constante», señala.
Si bien se siente orgullosa del inmenso trabajo que realiza el organismo por la pluralidad de voces y el acceso equitativo a la información, sabe que aún falta mucho. “Todavía está pendiente la resolución judicial del decreto 690 (que le otorga a la telefonía móvil y fija, Internet y la TV por cable el carácter de servicios públicos esenciales), que es fundamental porque hoy en día Internet es indiscutiblemente un servicio esencial, tan necesario como la electricidad y el agua. Con eso podemos lograr disminuir la brecha digital y conseguir cierto bienestar en el sentido de que no circulen por plataformas discursos violentos y estigmatizantes”.
– ¿Cómo puede la comunicación aportar a un escenario de soluciones?
Yo creo que un país mejor es posible. Vamos caminando desde lo comunicacional a un país mejor, de la misma manera que el fortalecimiento de los medios de comunicación comunitarios, cooperativos y sin fines de lucro también es una garantía a la pluralidad de voces y un aporte al debate democrático.