En la antesala de las elecciones presidenciales, la agenda pública en Argentina parece ir desplazándose hacia la derecha. Mientras el Gobierno prioriza su plan de pago con el FMI y profundiza una orientación extractivista que fomenta la desigualdad, la oposición promueve una reducción de la intervención estatal y una mayor flexibilización laboral. En este escenario, los movimientos sociales y sindicales protestan por la degradación del salario y el crecimiento de la pobreza.